Asistimos a una nueva era económica en la que, como nos recuerdan desde Aemol Consulting, grandes empresas como GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft) dominan mercado digital de la comunicación tanto del tráfico de noticias como del negocio de la publicidad online al controlar millones de perfiles virtuales de usuarios de los que obtienen una ingente cantidad de datos, unos facilitados de manera directa y otros adicionales (localización, intereses, hábitos…). A este hecho hay que sumar su enorme capacidad en infraestructura tecnológica y de innovación (algoritmos de aprendizaje automático, análisis masivo de datos, servicios en la nube, sistemas de ciberseguridad…).
Estas cinco empresas no son las únicas que copan este nicho de negocios, otras muchas como las denominadas empresas unicornios también quieren irrumpir e impactar en el mercado y en los consumidores. Estos lobbys corporativos ejercen el oligopolio y control de los datos que con ligereza se ceden cedemos, lo que en principio parece ser un espacio de libertad, no es más que una prisión o cárcel, un único escenario particular y único. Al ceder nuestros datos de manera transparente y gracias al poder de los algoritmos pasamos de carceleros a encarcelados, de autores a víctimas en una sociedad prisionera controlada y vigilada por la propia tecnología.
Con frecuencia los usuarios están encantados de instalar aplicaciones y servicios gratuitos que le facilitan el día a día. Las empresas que explotan y gestionan los datos, conocedoras de las necesidades de los usuarios ofrecen nuevas herramientas imprescindibles que enganchan más y mejor al usuario y a la par tienen un mejor control de la privacidad, Cada día resulta más imprescindible establecer mecanismos en las diferentes aplicaciones utilizadas que permitan conocer quién, cómo y cuando se utilizan los datos personales, el precio de los mismos y el valor que se genera al utilizarlas. El nuevo marco regulatorio en materia de protección de datos garantizará al usuario el acceso real a sus datos, con independencia de quien los haya recogido, y que acceda a ellos en formatos abiertos. A través de interfaces estándares usuario podrá decidir a la vez que de manera sencilla pueda gestionar el control de sus datos personales y privacidad y protegerse de la continua vigilancia.