10 elementos comunes a todo proyecto con sello innovador
La innovación no es un hecho puntual sino un proceso constante de crecimiento discontinuo que se retroalimenta de los aciertos y los errores.

Maite Sáenz28 julio 20166min
Innovar, innovar, innovar... Si hay un mantra ahora que empapa la estrategia de las empresas y, por ende, nuestra propia actividad profesional es el de la innovación. Corremos el riesgo de desgastar el concepto antes llevarlo a la práctica. En el último número de "Curiositá", Hugo Calvo, Consultor Senior en Grupo Blc, destaca 10 elementos comunes a todo proyecto con sello innovador
La innovación no es un hecho puntual sino un proceso constante de crecimiento discontinuo que se retroalimenta de los aciertos y los errores.
La innovación no es un hecho puntual sino un proceso constante de crecimiento discontinuo que se retroalimenta de los aciertos y los errores.

Innovar, innovar, innovar… Si hay un mantra ahora que empapa la estrategia de las empresas y, por ende, nuestra propia actividad profesional es el de la innovación. Corremos el riesgo de desgastar el concepto antes llevarlo a la práctica. En el último número de «Curiositá«, Hugo Calvo, Consultor Senior en Grupo Blc, destaca 10 elementos comunes a todo proyecto con sello innovador:

1. La innovación (como dinámica de cambio) es una necesidad crítica, no una opción. Con la globalización, las organizaciones no nos podemos permitir quedarnos atrás, sin adaptarnos a las nuevas circunstancias económicas, sociales, de recursos, tecnológicas, legales, etc. Es más fácil cambiar de dirección, acelerar o frenar, si uno ya se está moviendo.

2. La innovación como concepto siempre ha existido y siempre existirá, no es una moda. El término quizás ha sido vapuleado (al igual que la “calidad” o la “orientación al cliente”) pero tendremos que encontrar la forma de redefinirlo, para que recupere su verdadero y trascendental sentido.

3. La innovación tiene que formar parte de la cultura y la genética de la organización o las actuaciones que se lleven a cabo, en este campo, se podrían ver limitadas a acciones aisladas de relativa repercusión corporativa. No basta con adquirir conocimientos, desarrollar habilidades o generar actitudes. Es una filosofía que hay que entender, integrar y compartir de “para qué hacemos las cosas”, “qué hacemos” y “cómo las hacemos”. Esto transforma nuestra relación con nosotros mismos, el entorno y los demás.

4. La innovación es crear algo que aporte un valor diferencial real, no una mera sofisticación. Sino será, fácil y rápidamente, sustituida por otra y la inversión realizada no habrá sido tan rentable.

5. La innovación busca satisfacer nuevas necesidades (o las existentes de una manera mejor). Por eso, siempre empieza en las personas, modifica los procesos y requiere de diferentes recursos para llevarla a cabo, transformando las organizaciones de forma profunda y constante. La tecnología no puede ser el punto de partida, sino el elemento que lo haga posible de una forma más fácil, rápida o rentable.

6. La innovación producida puede ser cultural (ej.: redefinición de los pilares de la organización), de gestión de personas (ej.: smartworking), procesos (ej.: lean), tecnología (ej.: digitalización), productos y servicios (nuevos o mejorados), experiencias (de cliente, accionista, empleado, colaborador, proveedor, aliado, sociedad en general, etc.), mercados y clientes (ej.: nuevos sectores, nuevos públicos objetivo, etc.), canales y formas de relación con ellos (tanto on line como off line).

7. La innovación se nutre de la diversidad, no del pensamiento único (por muy bien pertrechado que esté). En un mundo diverso, con clientes diversos, las empresas sólo pueden ser diversas y actuar en consecuencia, teniendo empleados diversos, aprovechando e integrando esa diversidad en la gestión de la organización.

8. La innovación más importante puede provenir de quien menos te lo esperas, por eso conviene involucrar tanto talento como haya disponible y no limitarlo a un grupo reducido de personas. Todas las personas que trabajan en la empresa pueden hacer grandes aportaciones, ya que sumando lo que todos ellos saben, se podría obtener la imagen global real de la organización y el conocimiento particular de cómo suceden las cosas. Además, pueden tener también la visión de los clientes y aportar una cierta perspectiva de lo que podría demandar el mercado. Con esto, no quiero decir que no preguntemos fuera (que sería lo ideal), sino que aprovechemos todo lo que ya tenemos dentro.

9. La innovación requiere esfuerzo (intelectual, temporal y económico), no vale sólo con tener una idea genial. Es necesario que quien tenga los recursos, los aporte, y así poder pasar de lo intangible a lo tangible, de la inversión a la rentabilización, del prototipo al producto mínimo viable y, finalmente, al producto final mejorado.

10. La innovación no es un hecho puntual, sino un proceso constante de crecimiento discontinuo que se retroalimenta de los aciertos y los errores, hasta llegar a conseguir lo que realmente persigue. Las empresas que no comprendan la innovación desde esa perspectiva de emprendizaje (aprendizaje a través del emprendimiento, sea interno o externo), tienen muchas posibilidades de abandonar el proceso tras los primeros contratiempos.

 


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