Alegato a lo “inútil”. Beneficios de no buscar el beneficio en la empresa

Nacho Torres15 abril 20158min

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Hace no mucho cayó en mis manos un libro “La utilidad de lo inútil”, de Nuccio Ordine, donde a través de opiniones de filósofos y escritores se manifiesta la importancia de seguir tutelando en escuelas y universidades el afán de saber e investigar sin objetivo inmediato práctico. Su lectura me hizo pensar en que el enfoque empresarial actual también es obsesivamente utilitarista y predomina la visión cortoplacista del beneficio económico, lo que en muchas ocasiones nubla el talento creador, investigador y humanista dentro la organización. Sin duda, una de las razones principales de una empresa es garantizar su propia existencia y la de sus empleados, y no solo eso, sino velar por su crecimiento y evolución. Pero todos sabemos que una empresa es mucho más, si no fuera así no existiría la Responsabilidad Social Corportativa o dentro de las nuevas tendencias en management “La Empresa Saludable”, que vela porque se propicie la salud integral dentro de la organización con el objetivo final de aumentar la productividad y el rendimiento de sus trabajadores, y en consecuencia, conseguir una empresa más rentable. Y ahí está la clave, de nuevo el concepto de “empresa saludable” nos llama la atención porque tiene una utilidad vinculada al beneficio económico, al rendimiento, a ser más productivo o a transmitir una determinada imagen de marca al mercado. Reconozcámoslo, sin este reclamo muchos de nosotros, directivos y decisores no dedicaríamos atención y tiempo a estos temas. Quizá debamos hacernos algunas preguntas: ¿Es posible que nuestra concepción de lo útil se haya vuelto estrecha y limite el potencial de nuestro talento organizacional? o siguiendo con el ejemplo de empresa saludable ¿por qué no ser una empresa saludable solo por el hecho de serlo, de proporcionar mayor bienestar dentro de la organización?, sin ninguna otra pretensión, no para medir si existe un ROI de productividad o rentabilidad.

El problema es que si exclusivamente buscamos tangibilizar los resultados o convertir en monetizable todas las actividades e inversiones de tiempo en la empresa, y esto no se consigue en el corto plazo, es posible que todas estas tendencias que aportan aire fresco al management queden en una “moda” pasajera más que en una “tendencia” real o, en el peor de los casos, en puro maquillaje de imagen de marca.

SATISFACER NUESTRA CURIOSIDAD DENTRO DE LA EMPRESA: UN FIN MUY ÚTIL

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Muchos de los descubrimientos útiles para la humanidad las realizaron hombres y mujeres que se guiaron más por el deseo de satisfacer su curiosidad que por el afán de ser útiles. Cultivar la curiosidad dentro de nuestros equipos solo por el mero hecho de ser mejor empresa, poner el foco en buscar respuestas a buenas preguntas más que en los resultados a corto plazo, proporciona a la organización beneficios a priori intangibles, nos dota de espacio y libertad para desplegar la pasión dentro de la organización, nos deja tiempo para pensar y reflexionar, para crear e innovar, para evolucionar. De este modo, y como ha ocurrido en múltiples casos de nuestra historia científica, la utilidad se materializa finalmente, alguien aplica teorías y reutiliza conocimientos y descubrimientos. En el campo matemático por ejemplo, el cálculo de probabilidades fue descubierto por matemáticos que estaban interesados en la racionalización de los juegos de azar. En lugar de conseguir esto se proporcionó una base científica para toda clase de seguros, y gran parte de la física del siglo XIX se basa en él.

Otro ejemplo que menciona Nuccio Ordine en su libro, en el campo de la medicina es Paul Ehrlich, eminente médico y bacteriólogo alemán, ganador del premio Nobel de Medicina en 1908. Entre otras aportaciones a él se debe la demostración de la existencia de la barrera hematoencefálica al tintar con anilina la sangre de un ratón y demostrar que esta sustancia no tintaba el cerebro. Impulsó el campo de la hematología, desarrollando métodos para la detección y diferenciación de diversas enfermedades de la sangre. Su primer profesor de anatomía de la universidad de Estrasburgo a la que asistió recuerda que Ehrlich trabajaba largas horas en su mesa completamente absorto en la observación al microscopio y que su mesa fue cubriéndose de manchas de diversos colores. Un día se acercó a él y le preguntó qué estaba haciendo con tanto despliegue de color en su mesa. Ehrlich contestó “Ich probiere”, que podemos traducir como “estoy probando” o “sólo estoy jugando”. La motivación intrínseca de Ehrlich era científica, no utilitaria, aunque no pasa ni un solo día sin que en miles de hospitales de todo el mundo se aplique la técnica de Ehrlich para analizar la sangre.

Estos y muchos otros descubrimientos quizá nunca hubieran surgido de haber prevalecido sobre otras la idea de utilidad y practicidad. Incluso en áreas como la ingeniería donde el utilitarismo predomina de forma natural, son las propias dificultades de llevar a la práctica ciertas ideas las que estimulan la investigación de los ingenieros.

DEDICAR TIEMPO A LO APARENTEMENTE INÚTIL ES DEDICAR TIEMPO AL APRENDIZAJE DEL CAMINO

Michael Ende en su libro “Momo. Los hombres de Gris”, nos habla de la idea de la practicidad del tiempo y su uso aplicado a cosas útiles. “Los hombres de gris” promocionan la idea de ahorrar tiempo entre la población; sin embargo, el tiempo que los humanos ahorran es tiempo perdido, dado que los hombres grises, para sobrevivir, lo que hacen es que es que la gente lo olvide todo salvo su obsesión por ahorrar todo el tiempo posible para un hipotético uso posterior. Gradualmente, la vida se transforma en algo estéril, se deja de hacer todo lo que se considera no útil sin un resultado visible a corto plazo y por tanto una pérdida de tiempo, como el arte, la imaginación o incluso dormir.

Para dar rienda suelta a la curiosidad humana hay que dar cierta libertad a unos cuantos “divergentes” e invertir algo de tiempo y dinero ya sea en el sector educativo, industrial, científico o empresarial, en este último puede que en el futuro nos suponga una mejora de procesos, una ventaja competitiva o un factor diferenciador.

Este artículo no pretende ser más que un alegato a todo aquello que tachamos en ocasiones de “inútil” o no práctico dentro de la organización, y hacernos pensar que quizá ocuparse de actividades aparentemente improductivas puede manifestarse más tarde y sorprendernos con una utilidad inesperada.

Yolanda Romero, Strategy & Talent Director de Intalentgy.


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