«¿Jornada de 4 días? No, gracias»: ¿por qué uno de cada tres empleados españoles no quiere trabajar menos por el mismo salario?

Pavel Ramírez19 diciembre 20228min

Desde hace casi un lustro, la jornada de 4 días se ha convertido en la gran quimera de los empleados de todo el mundo. ¿Trabajar un día menos a la semana por el mismo sueldo? ¿Dónde hay que firmar? De hecho, los experimentos realizados en países como Nueva Zelanda, Japón o Suiza han demostrado que para la empresa este cambio de modelo no tiene por qué suponer una merma en la productividad, el temor más extendido.

En España también se han impulsado proyectos pioneros como el de Software Del Sol, con resultados igualmente satisfactorios que han animado en los últimos dos años a las autoridades a desarrollar planes de ayudas y subvenciones en este sentido. Por ejemplo, el de la Comunitat Valenciana, con una partida presupuestaria específica desde 2020, o el plan piloto de ayudas del Gobierno, que se encuentra en fase de cosulta pública y que repartirá hasta 150.000 euros a las pymes que implementen esta reducción de su semana laboral. Por todo ello, la inevitable pregunta es: ¿por qué diablos un 38% de los empleados españoles no quiere la jornada de 4 días?

Quizás, esta sea la pregunta más relevante que uno puede extraer del reciente estudio publicado por Infojobs, en el que se preguntaba a los trabajadores si les gustaría tener una jornada laboral de 4 días a la semana en las siguientes condiciones: sin redistribución de la carga de trabajo del día suprimido (es decir, si repartir esas ocho horas en los cuatro días restantes) y sin pérdida de remuneración. Hablando en plata: trabajar un día menos a la semana por el mismo salario y manteniendo el mismo nivel de productividad. Sorprendentemente, solo un 62% de los españoles se manifestaba a favor.

«Disculpe, ¿ha entendido la pregunta»

Eso sí, hay que destacar que de ese 38% restante, un 22% de los encuestados se plantearía el cambio a la jornada laboral de 4 días, aunque le genera dudas; y alrededor de un 40% rechaza tajantemente reducir las horas semanales laborales si eso conlleva una reducción de salario, ya sea proporcional a la reducción de número de horas o no.

Un escenario que, cabe recordar, no se contempla en un ningún plan de incentivos por parte de las autoridades estatales o regionales. La jornada de 4 días, al menos la que se trata de impulsar en España, jamás implicaría una pérdida salarial para el empleado, por mucho que algunas empresas como Teléfonica hayan tratado de experimentar con una reducción de sueldo para compensar esa jornada suprimida… Y les haya salido mal.

«Pero, ¿voy a tener que trabajar más?»

Resulta indiscutible que existen numerosas ventajas a la hora de implementar la jornada de 4 días, tanto para la empresa como para la plantilla. Sin embargo, ese 38% de trabajadores españoles que no quiere adoptar este modelo nos indica que paralelamente existen varias cuestiones que no terminan de convencer a la plantilla.

La más evidente es que hay una creencia tan extendida como errónea de que la jornada de 4 días implica echarle más horas al trabajo durante el resto de la semana. Pero, incluso entre aquellos que comprenden plenamente el significado de este modelo (y que, por tanto, han entendido la pregunta), persisten ciertas dudas, especialmente relacionadas con el hecho de que haya que mantener la productividad en menos tiempo efectivo: «¿Significa esto que voy a tener que trabajar más?».

En absoluto. Se trata de trabajar mejor. El tiempo efectivo que destinamos al trabajo a lo largo de la semana suele variar, pero nunca es exactamente todo el tiempo por el que estamos contratados. Es decir, que aunque, por convención socioeconómica, la jornada laboral se reparta en 40 horas semanales (de media), nunca somos productivos durante todas esas horas. De hecho, en los últimos años han aflorado numerosos estudios relacionados con la productividad que hablan precisamente de que la gente realmente productiva trabaja solo tres horas al día.

Otra de las preocupaciones más comunes del trabajador respecto a la jornada de 4 días es que implica dedicar menos tiempo al desarrollo profesional. Es decir, que trabajar menos horas o días también puede derivar en la pérdida de oportunidades laborales para el trabajador. Pero, al mismo tiempo, puede frenar su crecimiento dentro de la propia empresa: «¿Trabajar menos días a la semana va a provocar que me estanque?«.

Desde el punto de vista de la empresa (que no es el objeto de este estudio), también existen otras dos cuestiones percibidas como potenciales desventajas. Por un lado, que la empresa debe pagar el mismo salario al trabajador por menos horas de trabajo; un pensamiento anquilosado en los modelos de productividad clásicos y que no se corresponde con los últimos estudios en materia de productividad. Pero, quizás, lo que más preocupa es adoptar la jornada de 4 días en un contexto en el que la competencia pueda estar haciéndolo 5 días.

¿Implica esto una pérdida de competitividad para las compañías? No necesariamente, al menos no en términos de productividad. Pero, sobre todo, evidencia la necesidad de alcanzar un contexto propicio para la regulación: si todas las fases de ensayo de la jornada de 4 días dan resultados satisfactorios, quizás en unos años se pueda plantear abiertamente el debate sobre si extenderlo como norma a todas las empresas. Como cuando a alguien se le ocurrió que los fines de semana libres ayudaban a los trabajadores a ser más productivos el resto de la semana.

 

Principales ventajas de la jornada de 4 días
  1. Mayor productividad. Suena contradictorio, pero al perecer una semana laboral más corta ayuda a autoeliminar lo superfluo y concentrarse en hacer más cosas. Microsoft ha probado el modelo con 2.300 trabajadores y asegura que la productividad aumenta en casi un 40%.
  2. Equilibrio entre trabajo y vida personal. Ayudar a los empleados a conciliar es clave para evitar la rotación y favorecer la permanencia del talento. Pues la mejor en el equilibrio entre ambas facetas hace que las plantillas aseguren sentirse menos estresados y con más energía.
  3. Menores costes generales. Permanecer en las instalaciones de la empresa más tiempo del necesario genera costes para tu organización. Hablamos de una reducción del 20% en la factura eléctrica al cambiar a una semana de cuatro días laborales. Y eso es mucho dinero.
  4. Disminución de la huella de carbono. Con una semana laboral de cuatro días, los empleados tienen que desplazarse menos, lo que ayuda a que la empresa sea más sostenible ahorrando además en gasolina, costes de transporte público y mantenimiento de vehículos.

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