Lee Hecht Harrison ha lanzado su estudio europeo Elevating Women in Leadership, que, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, pretende explorar aquello que funciona y lo que debe mejorar para lograr un mayor impacto en las organizaciones a la hora de crear lugares de trabajo inclusivos que comprendan la necesidad del liderazgo femenino para avanzar en la sociedad.

¿Qué factores contribuyen a una cultura de género más inclusiva?

Redacción8 marzo 20197min
Lee Hecht Harrison ha lanzado su estudio europeo Elevating Women in Leadership, que, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, pretende explorar aquello que funciona y lo que debe mejorar para lograr un mayor impacto en las organizaciones a la hora de crear lugares de trabajo inclusivos que comprendan la necesidad del liderazgo femenino para avanzar en la sociedad.

Según el informe Elevating Women in Leadership de LHH, el porcentaje de mujeres en cargos directivos está en ligero descenso (24% en 2018 frente al 25% en 2017). A pesar de que el 75% de las empresas tiene al menos una mujer ocupando puestos de alta dirección, 1 de cada 4 empresas globales no tiene a ninguna. En 2017, las mujeres directivas de las organizaciones del Fortune Global 100 alcanzaban el 22% en América, el 15% en Europa y sólo el 4% en Asia. Y en 2018 asistimos a la disminución del número de mujeres en posiciones de liderazgo dentro del FTSE 100 (9,7%) siendo esta caída aún más aguda dentro del FTSE 250 (6,4%).

Para conocer qué debe hacerse de cara a lograr un mayor impacto en las organizaciones que promueven la creación de lugares de trabajo inclusivos y que comprenden la necesidad del liderazgo femenino para avanzar en la sociedad, LHH ha encuestado a más de 500 directivos y líderes de Recursos Humanos en España, Francia, Países Bajos, Suiza y Reino Unido, responsables de ayudar a sus organizaciones a construir culturas de liderazgo más sólidas.

La brecha entre importancia y acción

Hoy, cada vez más organizaciones se dan cuenta de que, en la medida que necesitan representar mejor a sus clientes y comunidades, es obvia la necesidad de diversidad en el entorno de trabajo. Son las propias organizaciones quienes presionan cada vez más a proveedores y socios para que demuestren dicha diversidad e inclusión en sus plantillas como requisito para mantener una relación comercial. Por ende, la cultura inclusiva se ha convertido en un imperativo comercial estratégico, promoviendo así la toma de decisiones empresariales más sólidas y un pensamiento más innovador.

Para conocer cuán generalizado es el cambio de mindset acerca del progreso de las mujeres, LHH preguntó a los encuestados en qué medida estaban de acuerdo o desacuerdo con que el progreso del liderazgo femenino es prioritario en sus organizaciones. A este respecto, el 58% afirmó que se trataba de un tema crucial. Pero, de ese porcentaje, el 76% se mostraba insatisfecho con la capacidad de su organización para impulsar dicho progreso.

Hacia una cultura inclusiva de género

En este estudio se han abordado con los encuestados la búsqueda de factores que contribuyen a una cultura más inclusiva de género. Y estos fueron los cuatro aspectos diferenciadores presentes en empresas que sí fomentan estas culturas:

• La organización es conocida como un buen lugar en el que trabajar para las mujeres. Las compañías exitosas son reconocidas como un excelente lugar para trabajar porque están respaldadas por una cultura inclusiva, un entorno seguro, políticas favorables para la familia y oportunidades de crecimiento. Esto se potencia y llega fuera de la organización a través de asociaciones que promueven el liderazgo de las mujeres.

• Los líderes brindan igualdad de oportunidades y crean una experiencia consistente para todos los empleados. Las organizaciones exitosas tienen una sólida cultura de gestión del talento. Los líderes son hábiles para atraer, fidelizar y hacer crecer a sus empleados. En este entorno, todos sienten que el crecimiento y el desarrollo son posibles.

• La organización reconoce y potencia a las mujeres líderes como modelos a seguir. Las compañías que progresan, cuentan ya con mujeres en roles de liderazgo sénior, no son cargos simbólicos. Además, usan estos cargos como ejemplos inspiradores, demostrando que las mujeres con más experiencia no cargan con el peso de la desigualdad de género.

• Los líderes están comprometidos con la diversidad de género. Las organizaciones extremadamente satisfechas, cuentan con líderes que estaban visiblemente comprometidos con el fomento del talento femenino. Dichos líderes no se limitaron a hablar del tema: tomaron medidas al respecto.

Los líderes moldean la cultura

Y cuando una cultura necesita un cambio, los líderes deben actuar de la manera correcta o deseada. LHH pidió por ello a los encuestados que pensaran en aquellos líderes dentro de sus organizaciones que defienden el progreso de las mujeres hacia roles de liderazgo y qué hacen de manera diferente.

• Proporcionar coaching y feedback que desarrollen la visión para los negocios. Sabemos que el coaching y el feedback son fundamentales para el liderazgo. Los promotores del talento femenino no solo entienden cómo involucrarse a través de estas herramientas, sino que entienden los matices que entran en juego con las mujeres.

• Apoyar la flexibilidad para gestionar el horario o la ubicación de trabajo. Los promotores de género se centran en crear una cultura basada en resultados, no una cultura basada en “fichar”.

• Las tareas y los proyectos que representan un reto se ajustan a los imperativos estratégicos del negocio. Los defensores del talento femenino se aseguran de que estas oportunidades no siempre vayan a las mismas personas o a aquellos que les recuerdan a ellos mismos. Así, se aseguran de que todos los miembros del equipo tienen las mismas oportunidades para crecer y obtener las experiencias que necesitan para avanzar.

• Dar a las mujeres visibilidad para que los líderes sénior y aquellos que toman decisiones las tengan en cuenta. Ascender a niveles más sénior requiere que un amplio conjunto de partes interesadas conozcan y tengan confianza en la capacidad de liderazgo de un empleado.

• Seleccionar y promover estos valores a través de un grupo diverso de candidatos. Es lógico pensar que las organizaciones que tienen éxito en el progreso del talento femenino tienen líderes que conscientemente fomentan estos valores con un grupo más amplio de personas que contratan y que más tarde desarrollan.


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