Ken Robinson: «Las empresas deben estimular una cultura transversal para aprovechar la imaginación de todos sus empleados»

Nacho Torres8 octubre 20156min

ken robinson
En el World Business Forum, celebrado los pasados 5 y 6 de octubre en el Teatro Real de Madrid, Ken Robinson, en presencia virtual por un problema familiar, pero en directo desde Los Ángeles, reflexionó sobre la influencia que la cultura tiene en el cambio de las organizaciones en “Cultivar la creatividad”. Mantuvo que los cambios culturales son inexorables, y a veces imperceptibles y que hay que saber ver, por lo que avisó de que hay que estar continuamente alerta, detectando e identificando cambios y nuevos patrones de comportamiento. Defendió que esos cambios en las personas, en las organizaciones y no haber estado suficientemente alerta para adaptarse al cambio es lo que ha traído la caída de imperios (británico, español) o el de empresas como Kodak “con una cultura de químicos que subvaloraron la tecnología digital.

Para Ken Robinson, la solución pasa por cultivar la imaginación de todos “la capacidad de llamar a la mente cosas que no están presentes en nuestros sentidos”, algo que en una empresa se llama innovación y creatividad, pero que tiene que serlo de la organización, empezando siempre por el individuo, luego por el grupo, y luego por la compañía o su máximo responsable. Los segundos son eslabones encadenados que deben alentar la pasión individual. “No basta con ser bueno, hay que detectar a los que sienten pasión; descubrir tu pasión lo cambia todo”, asegura. “Hay que invertir en talentos personales, las personas tienen muchas más cosas dentro de las que piensan los lideres”.

Promover la creatividad también tiene que hacerse dentro del grupo. El autor de libros como ‘El elemento’ puso como ejemplo el método de Disney: “No admite en las reuniones de grupo un “No, pero”, siempre “Sí y…”. En este sentido, aboga por las organizaciones que tienen procesos donde las diferencias se aprovechan, no se bloquean “se estimula el pensamiento creativo de todos porque todos son los recursos con los que una compañía cuenta, lo que se tiene que hacer es establecer conexiones transversales y cruces”. Las organizaciones que sobreviven son siempre las más flexibles, las que tienen en mente que “todos tenemos grandes posibilidades dentro de nosotros mismos”. Y, seguramente por eso Ken Robinson es optimista: “No podemos predecir el futuro, pero vamos a tener un futuro, eso seguro”.

Y si alguien tenía “el elemento” y la pasión, además de construir su propia historia, ese fue Fabien Cousteau, quien cree fervientemente que lo que es bueno para el medio ambiente es bueno para las empresas. El nieto de Cousteau extrajo lecciones de management al analizar su experiencia vital: “Hay que aprender a estar cómodo en las cosas que nos incomodan y superar los límites marcados”. También reconoció que ha aprendido qué cosas no se pueden volver a hacer para hacerlo mejor y alertó contra la rutina: “la rutina nos hace perder la perspectiva de la inmensidad de nuestro planeta”.

El experto en innovación empresarial y nuevos medios, Mohambir Sawhney, comenzó su conferencia constatando que cada vez contamos con más canales y más medios para contar historias, pero que la clave sigue siendo la historia para llegar al consumidor: “No vale de nada tener las herramientas si no sabemos qué queremos contar” Reconoció, no obstante, que el marketing está cambiando, “los clientes no quieren mucha información, sino que aquella que les damos conecte con sus emociones”, y afirma que los clientes pueden olvidar un producto pero nunca olvidarán una historia: “para conectar con el consumidor no vamos a hablar de productos, sino de motivos”. Asegura también que “hay que conocer qué quieren, qué piensan y qué necesitan los clientes”, El profesor Sawhney afirma que “hay que observarles como si fuesen una tribu, aprender de sus conductas, buscar aquello que les emocione y crearlo para ellos.” “Partimos del cliente y retrocedemos al producto, nunca a la inversa”, afirmó. Sawhney también ha analizado las nuevas vías transversales de comunicación y apuntó que el público tiene que formar parte de la historia, “para contar historias en digital no podemos creer que el usuario es pasivo sino que quiere participar”.

En Aprovechar el genio colectivo de tu organización”, la profesora de Harvard Linda Hill explicó que el talento no es casualidad, sino que se debe fomentar en todas las esferas de las organizaciones y debe ser una labor de todos sus miembros. En su ponencia, basada en casos de éxito como Pixar o Google, Hill ha analizado por qué estas organizaciones son líderes en innovación, “la innovación es un proceso de colaboración entre personas con ideas diferentes, en la que deben de involucrarse todos los empleados. Para un buen líder, el empleado debe estar siempre por delante del cliente”. Además, apunta que el fracaso también es parte de la innovación, “la historia está llena de equipos brillantes que han fracasado”. La profesora Hill mantiene que la función de un líder es crear un mundo al que la gente quiera pertenecer. Por eso es necesario que el líder logre que, desde abajo hasta arriba, se haga un trabajo útil. Ese líder no debe estar sobre el escenario, sino en el centro de lo que ocurre, conocer a sus empleados y darles las herramientas y facilidades para que se sientan parte de un proceso creativo, “A veces un empleado puede salvar una compañía.”


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