¿Estamos transmitiendo una buena imagen corporativa?, en el blog de Fátima Ávila

Maite Sáenz28 febrero 20146min

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¿Alguna vez os ha ocurrido que, sin apenas daros cuenta, habéis dejado de entrar en un establecimiento o de comprar una determinada marca, a causa de la mala publicidad o mala imagen que tiene dicho producto o marca? A mí sí me ha pasado. En una ocasión sugerí a una amiga que entrásemos en un establecimiento, pero enseguida me quitó la idea de la cabeza, argumentando que allí «la habían tratado muy mal, no le cambiaron un artículo defectuoso y encima le hablaron con prepotencia y grosería”. Me he dado cuenta, que desde ese día no he vuelto a pisar ese sitio. Yo no tenía prejuicios y nunca había tenido ningún problema con ellos. Sin embargo, mi imagen de esa empresa ha cambiado.

Desde entonces, creo que aunque una empresa tenga los mejores productos y/u ofrezca los mejores servicios, debe cuidar mucho la imagen que transmite, ya que una mala comunicación puede volverse en su contra.

Es la imagen de la compañía, la comunicación que proyecta, la visión que los demás tienen de nosotros, el «cuadro” que las personas ven cuando se refieren a nuestra empresa o negocio. Debemos pensar qué es lo que queremos comunicar, qué imagen queremos mostrar, cuidemos nuestro perfil corporativo y tendremos un bonito cuadro, descuidemos esa imagen y verán en nuestra empresa cuadros feos y oscuros que nos harán ganar el desprestigio.

¿Está nuestro negocio transmitiendo una buena imagen? Para que la visión que los demás tengan de nuestra empresa sea positiva, debemos cuidar muy bien su entorno; las personas y el boca a boca son las mayores fuentes de publicidad, las personas son la clave, aunque también son las que más daño pueden hacer a nuestra imagen ¡Cuidémoslas!

No sólo estamos comunicando a través de la publicidad que hacemos de nuestra marca, también lo hacemos a través de los medios de comunicación o los periodistas, las páginas web, y en las redes sociales cada vez más en auge, entre otras.

Para que los demás tengan una buena percepción de nuestra compañía, he pensado que no es una labor única de los relaciones públicas, también desde el departamento de Recursos Humanos deberíamos contribuir atendiendo a la comunicación que prestamos a:

Los aspirantes o candidatos a trabajar en nuestra empresa. Desde los candidatos que presentan sus solicitudes para un proceso de selección, los que nos entregan personalmente su CV, las personas entrevistadas, hasta las personas descartadas, etc. debemos darles feedback. A nadie le gusta ser descartado de una candidatura, pero ser descartado y que encima nadie te lo comunique, es mucho peor. Y si en la empresa recibimos un mail de una persona a la que le gustaría trabajar con nosotros, eso es algo positivo, aunque no podamos contratar a nadie al menos agradezcamos su disposición, seguro que lo premia y valora. Posiblemente hable bien de nosotros.

Los empleados. Un empleado contento hablará siempre bien de su empresa, la respaldará y la recomendará a sus amigos. Pienso que deberíamos hacer lo posible para que nuestros empleados vayan felices a su trabajo. Y aunque quizás esto sea complicado, la conciliación, el reconocimiento, la atención y la confianza en cada uno de ellos, pueden ser pautas que nos ayuden a conseguirlo.

Los clientes y colaboradores. Por supuesto, es importante comportarnos con nuestros clientes y colaboradores amablemente, ser humildes y actuar de forma asertiva, e intentar ponernos en su lugar. Ellos son la fuente de nuestro negocio, hagamos que quieran volver a colaborar con nosotros, consumir nuestra marca, o a comprar en nuestro establecimiento.

Por último, la competencia. Es bueno que los demás tengan con quien compararnos, una referencia a la que medirnos, y esto se obtiene gracias a la competencia. Hay que respetarla y saber valorarla. En todo caso, podemos buscar mejorar su propuesta, pero no criticarla; «cuando se juzga negativamente a alguien, realmente se está diciendo más de uno mismo”. La competencia es una fuente de promoción, aunque lo haga indirectamente.

En conclusión, si conseguimos que los solicitantes de empleo deseen trabajar en nuestra empresa, nuestros clientes y colaboradores perciban nuestra marca con admiración, si nuestros empleados son felices en su trabajo, y despertamos la atención de la competencia, entonces, hemos conseguido dibujar un bonito cuadro, hemos construido una buena imagen corporativa, y provocaremos el interés entre los consumidores.

Y recordad que «nunca hay una segunda oportunidad para causar una primera impresión”.

 

 

 

 

 


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