Los estrictos recortes salariales impuestos años atrás como medida de ajuste para hacer frente a la coyuntura económica están tocando suelo. Según revela la última edición del Observatorio del Vehículo de Empresa (CVO) promovido por Arval, compañía de movilidad de BNP Paribas, sólo un 4% de las empresas prescindieron del vehículo como incentivo adicional al salario en el último año, frente al 7% del ejercicio anterior.
De esta forma, el estudio –realizado entre más de 4.500 gestores de flotas de pymes y grandes empresas de dieciséis países para determinar las tendencias actuales y futuras del vehículo de empresa- muestra cómo las políticas de contención salarial que redujeron drásticamente la presencia del coche de incentivo en las flotas marcan una tendencia decreciente. Tal es así que esta retribución en especie vuelve a estar sobre la mesa de los directores de RR.HH. como fórmula para retener el talento en un momento en el que el sueldo medio en España es un 17% inferior que el del resto de Europa.
Con este cambio de tendencia, el CVO apunta a que el coche de empresa volverá a recuperar el papel motivacional que representaba años atrás y que perdió para ocupar funciones exclusivamente estratégicas como herramienta 100% de trabajo; ya fuera para captar nuevo negocio, como es el caso de los comerciales, o para fidelizar la cartera de clientes con un servicio eficaz, como es el caso de los técnicos.
Las empresas seguirán apostando por la austeridad, ejerciendo un férreo control sobre los costes a la hora de seleccionar los vehículos de incentivo. Por esta razón, más de la mitad de las compañías españolas (55%) reconoce que se moverá exclusivamente a precio, muy por delante de componentes aspiracionales como pueden ser la marca (16%); una actitud que contrasta con Europa, donde se fijan más en el coste total de uso y no sólo en el desembolso inicial.
Este interés creciente por el coche de incentivo explica el respaldo de las empresas por articular una fiscalidad más favorable a esta retribución en especie. De hecho, casi una cuarta parte de las compañías –frente al 15% del año pasado- apoya el aumento de los beneficios fiscales, una medida que las principales patronales ya han puesto sobre la mesa del Gobierno dentro de la propuesta de reforma fiscal del automóvil que deberá acometer