Las empresas están cambiando porque las personas, nuestra forma de comunicarnos y nuestra forma de relacionarnos están cambiando. Creo que nadie en su sano juicio pondría en tela de juicio esta afirmación fundada en innumerables datos observables a simple vista. Andrés Ortega se pregunta en la última entrada de su Blog Sobre Personas y Organizaciones si la función de RR.HH., a pesar de las transformaciones constantes, pretende continuar aportando valor desde el mismo prisma que lleva haciéndolo durante años. Para el autor «venir haciendo lo que se ha hecho en las últimas décadas suena a broma de mal gusto».

Dejando a un lado la incógnita del ser o no ser, muchos profesionales de RR.HH. se encuentran frente a un nuevo dilema, una encrucijada que sólo cada uno de ellos a título individual puede resolver. El nuevo dilema es “querer o no querer” esta es la auténtica cuestión:
- Querer o no querer digitalizar su forma de comportamiento.
- Querer o no querer desarrollar una cultura innovadora utilizando su propia apertura mental a otros ecosistemas y conocimiento.
- Querer o no querer fomentar la honestidad radical y la práctica de la desobediencia inteligente.
- Querer o no querer trabajar en modelos organizativos más planos y democráticos.
- Querer o no querer relajar los límites de las descripciones de puestos, tareas y responsabilidades que encorsetan la libertad de acción del talento.
- Querer o no querer dedicar su tiempo a tener conversaciones de valor.
- Querer o no querer asumir el riesgo asociado a liderar e impulsar el proceso de cambio.
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