Amalio Rey explica en su blog Inteligencia Colectiva cómo las normas vuelven a las personas más pasivas y cómodas. En su entrada ejemplifica esta realidad a través del tráfico de la ciudad de Hanói y lo compara con el europeo. La traducción que pretende hacer el autor con esta comparación es la de mostrar que el entorno hace mucho en la actitud y la forma de actuar de las personas.

“Tanto confiar los comportamientos a normas fijadas externamente nos vuelve más flojos y pasivos. O planteado en positivo: ciertas normas y control central no serían imprescindibles si se acostumbra y entrena a los conductores a que son ellos los únicos responsables de su propio destino”
Los conductores en la ciudad de Hanói no cuentan con un “poder central”, llámese policía o semáforo, que regule el tráfico. Sin embargo, ningún vehículo choca, todos saben perfectamente calcular cuál es la ruta que más les conviene y por dónde han de pasar para respetar al resto de coches y motocicletas.
Comparemos esta situación con la que se produciría en los países europeos regidos por normas, ¿cuál es el resultado? Siguiendo con la metáfora, el resultado es el de conductores acomodados y confiados. ¿Qué ocurriría si, un día, dejasen de funcionar todos los mecanismos y normas conducción? El caos se cerniría sobre las carreteras.
Amalio Rey pretende con esta comparación hacer ver que, hoy más que nunca, es imprescindible la capacidad de adaptación y superación de las personas ante situaciones complejas. Lee el post completo pinchando en este enlace.