La convivencia generacional es una realidad social que tiene su claro reflejo en el mundo laboral. Las plantillas son cada vez más heterogéneas y las empresas cuentan con 4 generaciones trabajando en ellas. Cada una de estas generaciones tiene su cultura, sus valores, sus ideales, sus gustos y hasta su propio idioma, y esa diversidad se traslada también al ámbito de la salud laboral, tanto en forma de diferentes concepciones de la salud y el bienestar, como de necesidades que atender y, sobre todo, de evaluación de riesgos de salud en el puesto de trabajo.
De todo ello hemos hablado en la séptima sesión del ciclo “Salud laboral y nuevos modelos laborales” que hemos organizado con la colaboración del Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo (IRSST) de la Comunidad de Madrid, y en el que hemos contado con Ángeles Alcázar, socia directora de Generacciona; Teresa Moreno, Jefa de la Unidad Técnica de Formación y Sensibilización del IRSST; y Pedro Quintana, jefe del servicio de Formación del IRSST.
La salud desde el prisma generacional
Ángeles Alcázar, socia fundadora de Generacciona, ha ofrecido en su exposición un mapa de esas diferencias generacionales desde el prisma de la salud y el bienestar. Así, la experta ha desglosado algunas de las características principales que definen a cada una de las generaciones:
“La generación de los Baby Boomers no ha sido educada en la prevención ni tiene el foco en el autocuidado. En cuanto a la salud psicológica, destaca como la mejor enfocada de todas las generaciones: se ha enfrentando a muchas crisis y situaciones cambiantes, y cuenta con resiliencia y disciplina. Desde el punto de vista de la salud laboral, ésta se ve algo debilitada por la falta de reconocimiento a la experiencia, la inseguridad laboral y el miedo a ser sustituidos ante la jubilación, y es aquí donde necesita ayuda, para gestionar ese transito hacia otra etapa vital”.
“La Generación X, por su parte, es una generación muy preocupada por los demás y que se ha olvidado de sí misma. Sufre estrés y ansiedad como consecuencia de la responsabilidad y la autoexigencia; y manifiesta no tener tiempo para cuidarse”.
“La Generación Y es la generación del Ya y del Yo, de la inmediatez y del individualismo. Desde el punto de vista de la salud física, se caracteriza por una visión cortoplacista y la sensación de invulnerabilidad; y desde el punto de vista de la salud psicológica, su estabilidad emocional es más débil que la de generaciones anteriores. Tiene poca tolerancia a la frustración y la alta dependencia con las redes sociales minimiza su salud mental”.
“Y, por último, la Generación Z es una generación muy concienciada con los hábitos saludables y también con una buena educación emocional, pero su salud laboral es bastante desfavorable marcada por la ansiedad y el desánimo por la falta de oportunidades”.
La relación entre el avance en la edad y el daño a la salud
Por su parte, Teresa Moreno, Jefa de la Unidad Técnica de Formación y Sensibilización del IRSST, ha dedicado su exposición a la relación entre envejecimiento y los trastornos musculoesqueléticos (TME). Como indicó, “las empresas cada vez más van a verse obligadas a gestionar personas de avanzada edad y es importante invertir en analizar los TME porque están en el foco de ciertos estereotipos muy relacionados con el envejecimiento”. La experta compartió los resultados de un estudio realizado en el IRSST sobre el tema y cuyos resultados demuestran que “el TME no siempre va ligado al avance de la edad sino más bien al historial de vida laboral y, sobre todo, a determinadas ocupaciones”. Y concluyó que, “a tenor de los datos no podemos atribuirle a la edad una mayor incidencia en el daño a la salud”.
Consulta aquí el estudio completo.
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