Poderoso como un niño. Claves para resetearnos: La pasión

Maite Sáenz16 marzo 20147min

José Miguel Sánchez.
Socio Fundador de Talent Profits. Autor de “Poderoso como un niño”. Psicólogo Organizacional, Coach Ejecutivo y MBA.

 

Entre sus muchas acepciones, la RAE dice que la pasión es “un apetito o afición vehemente a algo”. Desde esta definición, llama la atención la palabra vehemente, según la RAE, de nuevo, “aquello que tiene una fuerza impetuosa”. ¿Encontramos esto en la empresa? ¿Tenemos profesionales trabajando con nosotros que posean esta afición vehemente o esta fuerza impetuosa hacia el trabajo que llevan a cabo? Probablemente en un porcentaje muy alto de las empresas, vemos que la respuesta es negativa. Sin embargo, los niños son apasionados por naturaleza, no necesitan excesivos estímulos para generar ese estado. Si observamos a los niños jugar, todos coincidiremos en que ponen toda “la carne en el asador”. Les va la vida en ello y disfrutan haciendo gala de un nivel de energía que pareciera no tener fin ¿Por qué entonces a los adultos nos es tan difícil volver a generar ese estado de pasión?

claves para resetearnos: la pasiónCuando nos fijamos en el entorno que nos encontramos en las organizaciones, vemos que la competitividad, la hostilidad, la falta de honestidad y la desconfianza son parte integrante de este paisaje que hemos creado y que muchos percibimos en demasiadas ocasiones como un “entorno hostil” para las personas. Desde este entorno resulta más complicado que un profesional se sienta apasionado por su trabajo, por sus tareas y responsabilidades. La pasión necesita generarse desde una emoción positiva que permita creer en lo que se hace para mostrar la mejor versión de uno mismo. Cuando el entorno es percibido como hostil hace que sea más difícil mostrar unas emociones positivas que, probablemente, fueran vistas como incongruentes con el ambiente en las que se generan.

Por tanto, cuando nos sentimos inseguros, con sentimiento de obligación y poco motivados por las circunstancias de alrededor, la pasión brillará por su ausencia. Llegará un momento en que nos mimetizaremos con el entorno y daremos paso más fácilmente a emociones negativas que nos alejarán de trabajar con pasión. Frases del tipo “ya es domingo por la tarde” “estoy de lunes”, “esto no es para mí” “no es mi responsabilidad”, etc., serán escuchadas con mayor probabilidad en estos ambientes. Pero, ¿podemos hacer algo para cambiarlo?

Sin duda alguna, las organizaciones y las personas podemos cambiar nuestros niveles de pasión para dar lo mejor de nosotros mismos y volver a utilizar aquello que tuvimos cuando fuimos niños. Estas son algunas de las acciones que podemos llevar a cabo:

COMO PERSONAS

1. Piensa en todo aquello que te gusta hacer y busca nexos de unión con tus responsabilidades profesionales.
2. Encuentra el sentido de las tareas que llevas a cabo. Una vez realizadas, para qué sirven, qué objetivos cumplen, cómo cambian la vida de otros.
3. Pide o genera retos que impliquen encontrar o poner de manifiesto habilidades y recursos que no pongas de manifiesto habitualmente.
4. Busca ilusionarte por las pequeñas cosas. Todo suma si somos capaces de parcelar nuestros objetivos.
5. Vigila los mensajes de tu cuerpo. Cuando estás haciendo algo por lo que tienes pasión tu corporalidad lo mostrará a los demás y será contagioso. Trata de mantener esa corporalidad que tienes cuando te sientes apasionado por algo.

EN CUANTO A LAS ORGANIZACIONES

1. Generar objetivos retadores en todos los profesionales hará que se apasionen más fácilmente con los proyectos.
2. Cuidar el entorno para que facilite la generación de emociones positivas en los profesionales, a través de formar a los mandos y directivos en cómo trabajar desde la inteligencia emocional para sacar lo mejor de sí mismos y de los demás.
3. Preguntar a las personas qué les gusta y buscar cómo esto se puede utilizar para conseguir los objetivos que les marca la empresa.
4. Identificar los puntos fuertes de los profesionales para generar proyectos específicos que refuercen dichas fortalezas y que redunden en la consecución de nuevos resultados para la compañía.
5. Las organizaciones han de generar valor para la sociedad. Por tanto, que los empleados se sientan orgullosos de la empresa en la que trabajan por lo que ésta aporta a otros, hará que se embarquen con más pasión en las tareas y responsabilidades que les acerquen a ese sentimiento.

La responsabilidad de trabajar con pasión en el mundo de las organizaciones ha de ser, por tanto, compartida. Por un lado, las personas elevan sus estándares cuando trabajan con pasión en aquello que hacen y, por otro, las empresas son el vehículo que genera el entorno y los retos adecuados para facilitar que ese “apetito vehemente” por algo se muestre de forma natural.

En definitiva, la pasión es una manera de vivir lo que hacemos. Está dentro de uno mismo y el entorno adecuado hará que lo saquemos con más facilidad para ofrecer lo mejor de cada uno de nosotros.

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