Según datos de la OMS, se estima que cada año se pierden 12.000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial casi un billón de dólares. En España, 1 de cada 2 trabajadores se ha planteado dejar su puesto por sentir que afecta su salud mental y el 27% llega a renunciar a su empleo por esta razón.
Conscientes de estos datos y de la importancia que tienen, no sólo a nivel de empresa, sino de la sociedad en su conjunto, hemos celebrado el webinar ORH “La salud física y emocional de tus empleados: seguimiento de KPIS”, en colaboración con Aegon.
En él, hemos analizado de la mano de Alvar Ocano, gerente médico de Aegon, cómo detectar y prevenir los problemas de salud mental, y de la mano de Mª Victoria Oñate, directora de Colectivos de Aegon, cómo implantar programas de bienestar en la empresa puede ayudar a disminuir las tasas actuales de absentismo.
Implantar políticas de bienestar para frenar el absentismo
Según datos de FREMAP, en los últimos 35 años se ha incrementado el número de bajas laborales en un 31% y el número de días de baja por esa causa ha aumentado un 45% hasta los 97,6.
En concreto, las bajas por salud mental se han incrementado un 17%, lo que equivale a 56.595 bajas y un coste directo de 373,4 millones de euros. Además, hay una mayor duración de las bajas (98 días en 2022 frente a los 67 de 2015).
Según el último informe de Adecco sobre absentismo laboral, esta tasa se sitúa en el 6,7% y su coste se calcula en más de 37.000 millones de euros, lo que supone un 3,1% de nuestro PIB. Pese a que las cifras se han mantenido más o menos estables en el último año, las horas no trabajadas a causa del absentismo equivalen a que 1,04 millones de empleados no haya trabajado en todo el año.
Estos altos índices de absentismo llevan implícito importantes inconvenientes como la pérdida de horas de trabajo, la incapacidad de trabajar en equipo o las pausas frecuentes.
Los problemas de salud mental tienen un impacto evidente en las personas que los padecen, pero también en las empresas. La falta de compromiso en el trabajo, la disminución de la productividad, la dificultad para ser creativos y resilientes, las dificultades para comunicarse y la mala toma de decisiones son algunas de ellas.
Implantar políticas de salud y bienestar en la empresa es rentable y conlleva multitud de beneficios.
Supone un ahorro de costes médicos y asociados a bajas, así como por las sustituciones. También logra disminuir el absentismo, potencia la productividad, incrementa el retorno de la inversión en prevención y promoción de la salud, mejora el clima laboral, fideliza el talento, mejora la competitividad y reduce accidentabilidad y las enfermedades crónicas.
“Cuando hablamos de los beneficios de implantar un programa de bienestar en la compañía, lo hacemos porque realmente es así y es rentable. Cuanto más cuidemos de los empleados, menos bajas tendremos».
Por cada euro que se invierte en prevención, se ahorran entre 2,5 y 4,8 euros en absentismo y entre 2,3 y 5,9 euros en costes de enfermedad” afirmaba Mª Victoria Oñate, directora de Colectivos de Aegon.
“Por poquito que hagamos, somos capaces de tener ese efecto multiplicador” concluía.
Algunos datos sobre enfermedades relacionadas con la salud mental
La depresión es una enfermedad que padecen más de 300 millones de personas en el mundo y los trastornos depresivos afectan a un 3% de la población occidental.
Cada año se suicidan 800.000 personas a nivel global y esto constituye la segunda causa de muerte más común de jóvenes entre 15 y 29 años.
El trastorno afectivo bipolar lo sufren 45 millones de personas en el mundo. La esquizofrenia, 21 millones, las cuales tienen entre 2 y 2,5 más de probabilidades de morir en una edad temprana.
10 personas se suicidan al día en nuestro país y otras 200 lo intentan. El suicidio es la primera causa de muerte no natural en España y multiplica por 2 las muertes por accidentes de tráfico.
El 6,7 % de la población del país está afectada por la ansiedad (misma cifra que las personas con depresión). En ambas más del doble se da en mujeres (9,2%) que en hombres (4%).
El 74,7% de las personas cree que en los últimos años se ha producido un empeoramiento de la salud mental en España. Las razones: incertidumbre económica, la presión y las exigencias del día a día y la sensación de vivir en una sociedad individualista y competitiva.
Cuatro de cada diez personas en España han sufrido una depresión a lo largo de su vida, un 47,6% ha experimentado ataques de ansiedad o pánico y un 36,9% ansiedad prolongada en el tiempo.
El 14,5% de la población declara haber tenido ideas suicidas o ha intentado suicidarse, dándose en mayor medida entre las mujeres (15%) que en los hombres (11,7%), tendencia que se repite en las personas que se autolesionan.
Mas del 61% encuestados puntúa su bienestar psicológico por encima del 7. El 30% señala un empeoramiento de su salud emocional en el último año. Sólo el 11,3% considera haber experimentado mejoría en su salud psicológica.
Si nos centramos en los datos de España, más de 2 millones de personas toman ansiolíticos a diario. España es el país donde se consume más diazepam, seguida de Portugal, Montenegro y Bosnia y Herzegovina. El 18,9% de la población de más de 18 años consume psicofármacos y el 75% de ellos lo hace a diario.
El 26,2% de las personas acude actualmente a un especialista de salud mental como un psicólogo o psiquiatra e, incluso en algunos casos, a ambos.
“Hay que prestar especial atención al colectivo de los más jóvenes. Todos tenemos personas de esta franja de edad en nuestras plantillas. Es importante conocer todos sus datos para luego aplicárnoslos como empresas”. Mª Victoria Oñate, directora de Colectivos de Aegon
Con respecto a este tema, Alvar Ocano aseguraba que estas personas sufren más la soledad y el aislamiento social (32,6%), se sienten solas y no integradas en su entorno laboral o académico (29,7%).
También se preocupan más por lo que piensan los demás (33,7%), están preocupadas por no encajar en la sociedad (35,2%) y se comparan con el resto de ella (40,3%). En este sentido, “las redes sociales han hecho mucho daño”, según indicaba el doctor.
¿Cómo detectar que una persona puede estar comenzando un proceso de enfermedad mental?
Los indicios de enfermedad mental varían según la persona y el problema, aunque los más comunes son los siguientes:
- Sentimientos de tristeza o desánimo.
- Pensamientos confusos o capacidad reducida de concentración.
- Preocupaciones o miedos excesivos o sentimientos intensos de culpa.
- Desconexión de la realidad (delirio), paranoia o alucinaciones.
- Problemas para comprender y relacionar las situaciones y las personas.
- Cambios importantes en los hábitos alimentarios y en el deseo sexual.
- Altibajos y cambios radicales de humor.
- Distanciamiento de las amistades y de las actividades.
- Cansancio importante, baja energía y problemas de sueño.
- Incapacidad para afrontar los problemas o el estrés de la vida diaria.
- Problemas con el uso de alcohol o drogas.
- Síntomas físicos inexplicables, como dolor de estómago y dolores de cabeza.
¿Cómo prevenir los problemas de salud mental?
No existe una fórmula mágica para prevenir la enfermedad mental. Sin embargo, tomar medidas para controlar el estrés, aumentar la resistencia y levantar la autoestima pueden ayudar a controlar los síntomas.
No obstante, existen algunas acciones que pueden llevar a cabo las personas afectadas:
- Prestar atención a las señales de advertencia: identificar qué desencadena los síntomas y planear qué hacer sí regresen. O involucrar a familiares o amigos para que estén atentos a los signos de advertencia.
- Hacer controles médicos rutinarios: chequear nuevos problemas de salud que requieran tratamiento y evaluar los efectos secundarios de los medicamentos.
- Pedir ayuda: las enfermedades mentales pueden ser más difíciles de tratar si dejamos que los síntomas empeoren. El tratamiento de mantenimiento a largo plazo también puede ser de ayuda para prevenir la reaparición de los síntomas.
- Cuidar bien de uno mismo: dormir lo suficiente, tener una alimentación saludable y hacer ejercicio y mantener un cronograma de actividades regulares.
