La “atrofia laboral” se produce cuando un empleado observa que hay otras personas que ascienden siempre por encima de él, es trasladado de una unidad principal de negocio a una secundaria, o es despedido o “invitado” a abandonar la empresa. Su carrera profesional se ha atrofiado, su camino se ha estancado.
Según explica Gonzalo Martínez de Miguel, director de Infova, las principales causas por las que se produce esta situación podrían ser la incapacidad del directivo para adaptarse al sistema de trabajo y de relaciones que la organización y el entorno exigen, sus fallos en la consecución de resultados y cumplimiento de los objetivos, no escuchar el feedback acerca de cómo es percibido por las personas de la organización o no desarrollar capacidades y conocimientos relevantes para la compañía. También puede ser debido a su incapacidad para adaptarse a un nuevo jefe, a las posibles «crisis de crecimiento» de la empresa, a crear buenas relaciones con las personas de su entorno y su equivocación en el estilo de liderazgo.
Es importante poner remedio a esta situación y para ello, el director de Infova, explica que el primer paso es saber detectar si se encuentra «atrofiado profesionalmente». Se debe observar si se presenta alguno de los siguientes síntomas: frecuente malhumor; sentimiento de no formar parte del grupo -lo que le conduce a la conspiración y a las quejas-; creación en su interior de una actitud de «nosotros contra ellos» -donde el «ellos» representa a los jefes o a la dirección-; bajo nivel de autoestima, y actitud de sarcasmo hacia su situación.
Si se está en esta situación, Gonzalo Martínez de Miguel, explica que hay que llevar a cabo las siguientes recomendaciones.
1.- Tener claro que lo que ocurre en su vida personal depende fundamentalmente de él. Si al profesional no le gusta lo que tiene, ha de crear otra cosa para sí, así como recuperar la sensación de poder personal.
2.- Plantearse si la empresa en la que desempeña su labor profesional es su lugar para el futuro. A veces resulta más fácil empezar en otro lugar que levantar una historia de desencuentros y fracasos con un mismo grupo de personas.
3.- Entender que las empresas son las personas que las hacen. No es la empresa la que percibe al directivo como atascado, sino las personas concretas que trabajan en ella, a las que hay que persuadir de la calidad y aportación del trabajo que realiza el profesional en crisis.
4.- Si el directivo está en un «hoyo», ha de dejar de cavar, dejar de quejarse, de lamentarse y de echar la culpa a los demás, actitudes que sólo contribuyen a enturbiar más su imagen. Por el contrario, ha de aportar optimismo, ideas y soluciones.
5.- Continuar acumulando conocimientos, no conformarse, emplearse al cien por cien en lo que hace y pedir más retos.
6.- Aprovechar un recurso disponible que es gran oportunidad: el tiempo; los directivos en esta situación suelen tener menos carga de trabajo, lo que les brinda la oportunidad de acometer proyectos o tareas que otras personas de la empresa no pueden atender.
7.- Cuidar las relaciones y crear redes de contacto dentro y fuera de la organización, a las que ha de realizar aportaciones positivas.
8.- Empezar a cuidarse y a estar a gusto consigo mismo, aumentando su autoestima. Si el profesional llegó a ser un importante directivo es porque posee cualidades relevantes; por lo tanto, no hay nada malo en él, es su forma de actuar lo que hay que revisar.
9.- Pedir consejo. En la empresa hay personas relevantes que pueden apoyar al profesional que está perdiendo brillo, siempre que éste actúe con humildad.
10.- No rendirse. El desarrollo profesional es siempre una carrera de fondo, por lo que el directivo debe mantenerse firme en el camino correcto.
