«El engagement correlaciona con los KPIs de negocio, el clima y la satisfacción, no». Clarificadora ha sido la intervención de Eugenio de Andrés en la VII Jornada Tatum de tendencias en RR.HH. 2016. Una jornada en la que se han dibujado los nuevos escenarios en los que se ha de mover la gestión de personas para favorecer el tan ansiado compromiso. Para el socio director de Tatum, estamos en un momento crucial en el que «es preciso un compromiso, pero también un buen modelo de medición del mismo», en el que ya no caben las metodologías al uso que radiografían el engagement en un momento y unas circunstancias determinadas.
Contexto y experiencias son parte, a su juicio, del binomio clave para favorecer la semilla del compromiso, y en la medida en que las organizaciones creen un tipo u otro de vivencias así serán las experiencias que sientan, recuerden y condicionen el vínculo de los empleados con ellas. El liderazgo proyectado en comportamientos tiene un impacto determinante en la definición de la cultura corporativa y, por supuesto, en los estilos relacionales entre los diferentes niveles jerárquicos de la organización.
Para finalizar su intervención, Eugenio ha querido poner el énfasis en una relación sin la cual no se pueden sembrar las condiciones necesarias para que el talento se comprometa: “Necesitamos políticas de diferenciación ya que sin ellas lo que hacemos es premiar la mediocridad; por eso mismo, sin exigencia no existe compromiso”.