El liderazgo no sólo se siente sino que también se puede ver, se puede oír y se puede compartir. De ello hemos quedado convencidos quienes hemos asistido a la jornada “Mujer y Empresa: Nuevas perspectivas de liderazgo”, organizada recientemente por el Banco Santander, y en la que hemos podido disfrutar de la conferencia-concierto impartida por Inma Shara. Con el título “Orquestando la diversidad” Inma ha hecho posible que percibamos cómo influye “el/la que lleva la batuta” en el desempeño del equipo, haciéndonos ver, con piezas musicales bien conocidas por todos, cómo una determinada consigna de dirección influye en su ejecución. Un exceso de pasión, un gesto imperceptible, una lectura parcial de la partitura… todo influye a la hora de transmitir a la orquesta no ya qué tocar, sino cómo hacerlo y con qué matices.
Tomé muchas notas de lo que Shara iba diciendo y entre medias cerraba el iPad para poder visualizar su mensaje con cada música que interpretaba: “La rutina no pude ser un acorde instalado en la orquesta”; “El talento se supera con pasión”; “Los músicos no reclaman una autoridad formal sino moral porque de ella emana el respeto y de éste la colaboración”; “Delegar es sentir la fuerza de las sinergias”; “El valor que nos hace excelentes es el detalle”… Y matices, ritmos, tempos y detalles pude ver en los violines y en los contrabajos que traducían las consignas de su batuta, la “batuta mágica” de Inma Shara.
Como ella, hemos de aprender no sólo a leer sino también a interpretar la partitura para encontrar su alma, si lo que queremos es transmitir el mensaje con garantías de convencer. Esto que en música es la armonía, en la empresa es la visión, una visión que se convierte en compartida cuando hay un liderazgo que la inspira.
