¿Por qué gerenciar valores?

Maite Sáenz2 abril 20134min

 

Para mantenerse en un mercado de competitividad extrema con productos o servicios diferenciados en su concepción y elaboración es imprescindible que los sistemas de gestión se diseñen y desarrollen en un marco de valores definidos y distintivos. La gestión de los valores corporativos supone un cambio de paradigma respecto de los conceptos tradicionales de estrategia empresarial, al basar sobre ellos el reconocimiento de los mercados y de los propios individuos que integran la organización.

Mucho se habla y se comenta sobre las causas que originan los diferenciales competitivos de una organización en relación a su mercado concurrente. Existe amplia bibliografía, artículos, publicaciones y cátedras acerca de factores que llevan a una empresa a destacarse en el escenario nacional o internacional; factores como la aplicación de tecnologías, la reformulación de procesos internos, la introducción de procedimientos claros sobre la ejecución de determinadas tareas y operaciones, así como las nuevas técnicas de gestión milagrosas que no se sustentan en sí mismas por la carencia absoluta de identificación con la realidad existente en toda organización.

neveu_intTodo este arsenal de metodologías y sistemas no generan los resultados previstos en términos de diferenciación y mantención dentro del ambiente de competitividad empresarial actual por el simple motivo de que pueden ser copiados, adquiridos, imitados o carecen de los elementos culturales esenciales para implantar cualquier proceso de cambio.

Curiosamente, son escasos y de impacto limitado, para no decir inútiles, los sistemas de gestión que colocan al ser humano como centro de las acciones gerenciales de las empresas. Lo que estas personas conocen, saben, quieren, aplican, aspiran y deciden se constituyen, efectivamente, en factores de diferenciación que generan resultados mas allá de lo previsto que, en consecuencia, también incrementarán las utilidades de la organización. O sea, la utilidad es producto de la calidad de los trabajos realizados y depende directamente de ellos y no al contrario, como reza el presupuesto vigente en los días actuales dentro de la gran mayoría del medio empresarial. Lo más importante: estos factores no pueden ser copiados, adquiridos o imitados. Son singulares, exclusivos y pertenecientes a una cultura empresarial única que propicia las condiciones de ambiente, desarrollo, innovación y participación indispensables para alcanzar los estados más elevados de cada una de las personas que la componen, como también de la organización en sí. Por este motivo se hace imprescindible introducir sistemas de gestión que pongan en valor y descubran el potencial tácito que está latente en toda empresa con la finalidad de dar sentido y propósito a las actividades tanto individuales como empresariales. La pregunta que, obviamente, surge de esta afirmación es: ¿Cómo hacerlo?

La molécula básica, el elemento primordial para promover esta transformación, se encuentra localizada en los valores de cada uno de nosotros, unos valores que expresan nuestras preferencias incuestionables y que nos llevan a adoptar unos comportamientos específicos en todo momento. Si aceptamos e interiorizamos valores comunes a todos los componentes de una organización, las acciones se amplifican, las operaciones se optimizan y los resultados emergen sin sacrificios ni esfuerzos desmedidos.

Sergio Neveu, Consultor de Metahumana.

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