La caja de las supersticiones

Maite Sáenz20 julio 20146min

Autor: Burrhus Frederic Skinner, 1948. Psicólogo y filósofo social estadounidense que defendió el conductivismo, considerando el comportamiento como una función de historias ambientales de refuerzo. Propuso el uso extendido de técnicas psicológicas, principalmente el condicionamiento operante, para incrementar la felicidad humana como forma de ingeniería social. Fue premiado con la medalla de oro de la Fundación Psicológica Americana.

“No hay ser más amigo de las supersticiones que el ser humano, lo que le provoca tener que realizar acciones repetitivas irracionales basadas en el azar”.

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DISEÑO DEL EXPERIMENTO

El cerebro del ser humano está preparado para buscar relaciones, incluso aunque estas sean especialmente complejas. Las buscamos incluso aunque no las haya. Los que tienen ese “bolígrafo de la suerte”, aquellos que “entran siempre con el mismo pie en una habitación” o incluso aquellos que ejecutan una misma secuencia de acciones antes de hacer algo, actúan de la misma manera que los animales en la caja de Skinner, hacen lo que su cerebro está preparado para hacer por asociación. La adaptación es un elemento casi incluido dentro de las funciones de cualquier profesional de hoy en día. Debemos ser capaces de hacer consciente nuestro aprendizaje y preguntarnos qué es lo que realmente condiciona nuestro comportamiento o lo debiera condicionar para alcanzar eficiencia. Lo que ayer pudo valer y ser eficaz, puede ser hoy una pérdida de tiempo, y no por ello significa que lo que hiciste ayer, estuviese mal hecho, simplemente es que hoy puede que no sea válido.

Para realizar estos experimentos, Burrhus creó un dispositivo al que llamó “la caja de Skinner”. Este aparato consiste, en su diseño más básico, en una jaula para animales que cuenta con una palanca en su interior. Cuando dicha palanca es accionada por el animal, un dispensador automático le da una dosis de alimento al mismo.

El animal no tiene idea de la existencia del dispositivo ni de por qué funciona. Simplemente puede llegar a conocer que al pulsar la palanca, saldrá comida. El experimento de puede complicar algo más, haciendo que el acto de pulsar la palanca proporcione comida solo a veces y que otras veces pulsar la palanca no aporte nada. Incluso se complica aún más si cabe al desligar totalmente el aporte de comida de las acciones que realice el animal, de forma que la caja le de comida a intervalos aleatorios, independientemente de que el animal accione o no la palanca.
RESULTADOS OBTENIDOS

• Si hacemos que el dispositivo deje de funcionar, la asociación se diluye con el tiempo, el animal en cuestión “desaprenderá” a pulsar la palanca. Cuanto más tiempo se haya reforzado el comportamiento (se le da comida al accionar la palanca), más tiempo tarda en “desaprender”.
• Cuando el animal aprende que pulsar la palanca da comida “solo a veces”, los resultados negativos son menos “descorazonadores” para el animal y, por tanto, tarda mucho más todavía en “desaprender”.
• Cada vez que se le da de comer al animal de forma aleatoria, éste asocia la acción que estuviera realizando en ese momento con la obtención de comida. Cuando sus acciones no tengan efecto, el animal las depurará haciéndolas incluso cada vez más complejas, aprendiendo comportamientos que, en realidad, no estaban relacionados con los resultados que pretendían obtener (obtención de comida).
CONCLUSIONES

El cerebro del ser humano está preparado para buscar relaciones, incluso aunque estas sean especialmente complejas. Las buscamos incluso aunque no las haya. Los que tienen ese “bolígrafo de la suerte”, aquellos que “entran siempre con el mismo pie en una habitación” o incluso aquellos que ejecutan una misma secuencia de acciones antes de hacer algo, actúan de la misma manera que los animales en la caja de Skinner, hacen lo que su cerebro está preparado para hacer por asociación. La adaptación es un elemento casi incluido dentro de las funciones de cualquier profesional de hoy en día.

Debemos ser capaces de hacer consciente nuestro aprendizaje y preguntarnos qué es lo que realmente condiciona nuestro comportamiento o lo debiera condicionar para alcanzar eficiencia. Lo que ayer pudo valer y ser eficaz, puede ser hoy una pérdida de tiempo, y no por ello significa que lo que hiciste ayer, estuviese mal hecho, simplemente es que hoy puede que no sea válido.

Pedro Gómez Acebo, Director de Operaciones de 5Razones.


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