El Branding Interno, por ende, es un concepto que no se puede entender desde las dos palabras que lo conforman. Porque no estamos hablando sólo de Branding ni sólo de lo que pasa dentro de la empresa. Es un entramado más complejo de lo que parece.
Con una mirada rápida, el Branding Interno puede verse como:
1. La gestión de la marca puertas adentro de la empresa
2. Las acciones de branding destinadas a los empleados.
3. Las comunicaciones internas hechas con técnicas de branding.
4. La organización de programas de ERM (Employee Relationship Management)
5. Las estrategias B2E (Business-to-Employees) impulsadas por los motores del “EVP” (Employer Value Proposition)
Con una mirada detallada, el Branding Interno puede verse como:
1. Un proceso continuo, no un movimiento esporádico
2. Una trama, no hilos sueltos.
3. Una práctica que se construye con códigos, palabras, imágenes… pero por sobre todo con acciones.
4. Una acción que puede tener un par de autores intelectuales pero que necesita de todos para ser puesta en marcha. (Es imposible que exista un único RESPONSABLE de Branding Interno)
5. Una política gerencial, no una simple herramienta de moda.
Desde el momento en que el Branding Interno traspasa su círculo obvio de acción (emitir mensajes) se convierte en una tarea compleja, entramada, en la que muchos actores siguen una estrategia unificada pero desplegando herramientas diferentes. El valor de marca se construye desde toda la organización, por eso debe ser una decisión estratégica y no una acción espasmódica, e implica necesariamente integrar disciplinas.
Si quieres leer más puedes descargar de forma gratuita el e-book de Alejandro Formanchuk