Les sugiero una curiosa experiencia… Tecleen en su buscador «la revolución de los recursos humanos”. Efectivamente, la pantalla nos ofrece unos 3.000.000 de resultados posibles y una buena parte de ellos relacionan esta revolución con un concepto: 2.0
Por supuesto, no voy a poner en duda el carácter revolucionario de la red y, menos aún, sus consecuencias en las relaciones entre los humanos de una empresa. Pero, sinceramente, el resultado del experimento, más allá de dejarme perplejo, amenaza con sumirme en un profundo desasosiego. ¿En esto se queda la revolución?
Hace meses, formulaba una pregunta en este blog: ¿Para qué se contrata a alguien? «… la respuesta apenas ha variado desde los tiempos de Smith y Ricardo y hasta formularse la pregunta parece ser un insulto a la inteligencia. La empresa contrata a una persona para trabajar. Adórnese como se quiera que, al final, dos y dos son cuatro. Refinando la respuesta, podríamos decir que se busca la máxima eficiencia en la ejecución de tareas, el respeto a las normas y la adhesión a los principios, la misión y los valores, buscando el máximo de fidelidad en términos de producción de valor y baja generación de conflictos y problemas añadidos. A cambio, la empresa, ese ente incorpóreo pero cuya existencia nadie pone en duda, promete cuidar de la persona, no sólo en lo que a prevención y seguridad se refiere, sino también tratando de conciliar lo laboral y privado, ayudando a un desarrollo profesional pleno, por supuesto sin llegar a explicitar demasiado que supone esto y sin dudarlo, pagando religiosamente el salario establecido.”
Continúa leyendo el resto del post aquí.
Accede al blog de José Luis Montero.