La crisis, los sueldos bajos, el descontento laboral, todo ello forma la composición química de una bomba a punto de estallar. La posibilidad de obtener ingresos extra de una forma sencilla llama al empleado angustiado por la situación socio-económica actual. Y la forma más sencilla y continuada de recibir estos ingresos ilícitos consiste en el hurto empresarial.
Cada vez más las empresas se ven en la tesitura de tener que contratar a detectives privados para infitrarlos en sus organizaciones y descubrir porque están desapareciendo sus productos, entre otras cosas. Misteriosamente se producen extravíos de sus productos que en muchas ocasiones alcanzan el valor mínimo de 200.000 euros.
La misión principal del detective infiltrado es descubrir al empleado que esta llevando a cabo los hurtos solo o con ayuda externa. Las infiltraciones suelen durar de 6 meses a 1 año ya que el detective tiene que conocer bien el espacio de trabajo. Las empresas donde suelen producirse más robos son las de almacenaje y distribución.
Para José María Alonso, Director Operativo de Zenit Detectives, “en este sentido, este tipo de hurtos suelen producirse en grandes empresas del sector tecnológico como la telefonía móvil o el sector industrial, capaz de producir piezas muy pequeñas, fáciles de sustraer y con un gran valor en el mercado ilegal”.
Las pruebas recopiladas por el detective privado para que la investigación sea considerada de éxito son aquellas que involucran directamente a los empleados que han cometido el robo. “Es importante destacar que estas pruebas deben ser puestas en conocimiento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ya que supone la comisión de un hecho delictivo. Por ley, los detectives estamos obligados a poner en conocimiento de la Policía y de la Guardia Civil estos hechos”, concluye Alonso.